Amor Neardental

Programa 27 07/02/07 Todos los años en su número de diciembre, la prestigiosa revista Science publica un especial con las 10 noticias científicas que a su juicio han sido más interesantes a lo largo del año. La portada de este año estaba dedicada a una noticia matemática: la resolución de la conjetura de Poincare, que ha pasado a ser teorema,

El hombre y el cosmos

Amor Neardental

Programa 27 07/02/07
Todos los años en su número de diciembre, la prestigiosa revista Science publica un especial con las 10 noticias científicas que a su juicio han sido más interesantes a lo largo del año. La portada de este año estaba dedicada a una noticia matemática: la resolución de la conjetura de Poincare, que ha pasado a ser teorema, o el ya claro convencimiento del calentamiento global de la Tierra, pero la que más nos ha gustado a la redacción de “A través del Universo” es una que tiene mucho que ver con nuestros antepasados, y sus costumbres, digamos "amorosas".

Hace unos 40.000 años coexistian en Europa dos especies de homínidos, por un lado una especie que llevaba ya unos 400.000 años viviendo en Europa: Los Neandertales, un poco brutos, pero que ya enterraban a sus muertos, conocían el fuego, la música (se han encontrado flautas de hueso en yacimientos neandertales), y construían sus propias herramientas; y por otro lado, los Homo Sapiens, procedentes de Africa, más evolucionados y que terminaron por reemplazar a los Neardentales. De los Homo Sapiens procedemos nosotros.

Durante mucho tiempo se consideraba absolutamente probado que ambas especies inteligentes jamás se cruzaron, de hecho, la opinión general es que eran dos especies totalmente distintas, y que se cruzaran habría sido algo tan extraño cómo cruzar un perro con un jilguero (exageradamente). Sin embargo, uno de los padres de esta teoría que defendía la imposibilidad de un cruce entre ambas especies, Svante Paabo, del Max Planck, ha logrado, a partir de un fosil medio abandonado de Neandertal reconstruir todo su ADN, por medio de un novisima técnica y lo ha comparado con la del humano. ¡El resultado es que hay una clara contribución genética en el ADN humano procedente del ADN Neandertal!, es decir, ¡hubo lo que los biologos evolutivos llaman flujo genético! Incluso parece que hubo descendencia. Además, el estudio parece confirmar que no debieron ser muchos los cruces, es más, es posible ¡¡que solo fuera uno!! Imagínense que somos lo que somos por culpa, en parte, a un momento de debilidad entre especies diferentes. Y ellos que pensaban que iban a quedar sin descubrir… ¡No contaban con el ADN!